Se estima que el 3-7% de los niños padecen algún tipo de alergia o intolerancia alimenticia. Hablamos de alimentos tan comunes en nuestra dieta como la leche de vaca, la lactosa, el huevo o ciertas legumbres como la soja.

TE EXPLICAMOS POR QUÉ:

Una cuestión de distinción: no todos los azúcares son iguales

La clave para distinguirlas reside en la existencia o no de una respuesta por parte de nuestro sistema inmune y, por extensión, el riesgo que supone para nuestra salud la ingesta de un alimento al que somos alérgicos o intolerantes:


Dentro de los síntomas de las alergias distinguimos entre menos graves (y, afortunadamente, más frecuentes) como serían los siguientes: -A nivel cutáneo: urticaria, enrojecimiento, hinchazón de labios y párpados, dermatitis. -Digestivos: picor de boca y garganta, dolor, cólico, vómitos, diarrea -Respiratorios: rinitis, asma.

Y aquellos más graves: pueden derivar en una reacción anafiláctica capaz de afectar a varios órganos y sistemas del organismo, cuya manifestación más extrema es el shock anafiláctico.

El tratamiento ante las alergias, no obstante, es sencillo: eliminar completamente el alimento de nuestra dieta.

En caso de las intolerancias, el organismo no puede asimilar completamente un alimento o uno de sus componentes, pero no llega a intervenir nuestro sistema inmune. Los síntomas son similares a los digestivos causados por las alergias menos graves: dolor abdominal, náuseas, diarrea, etc. Al contrario que los alérgicos, los intolerantes sí que pueden consumir pequeñas cantidades del alimento o del componente alimenticio sin que le den síntomas.


Alergias/intolerancias más comunes

¿Sabes cuáles son las alergias/intolerancias más comunes durante los primeros años de vida? Echa un vistazo a 4 de las más comunes:


Proteína de leche de vaca

La alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) es bastante común -se estima que la padecen un 2-3% de los bebés- y se trata, básicamente, de una reacción negativa del organismo a ciertas proteínas que contiene la leche. La APLV puede manifestarse con reacciones inmediatas (reacción cutánea, vómitos, diarrea) o mediante síntomas menos agudos (pérdida de peso, vómitos esporádicos, irritabilidad) y más tardíos tras la ingesta del alimento.


No obstante, y pese a las complicaciones que pueda conllevar en la dieta del niño, se estima que un 85% de estas alergias se curan de forma espontánea antes de cumplir los 3/4 años.

Lactosa

También conocida como el "azúcar de la leche", la lactosa es un disacárido natural compuesto por glucosa y galactosa que encontramos en las leches de todos los mamíferos -incluida en la humana- y también en muchos alimentos preparados, incluso en determinados alimentos infantiles como los cereales lacteados.


Los síntomas más habituales (dolor y distensión abdominal, borborigmos, flatulencia) se presentan frecuentemente después de la ingestión de productos que contengan lactosa. Náuseas, vómitos y diarrea son menos comunes.

Huevo

Este magnífico alimento es una de las causas más frecuentes de alergia alimentaria en niños: suele aparecer antes de los 2 años de vida y desaparecer en los primeros 6. Tanto las proteínas de la clara como de la yema pueden actuar como aeroalérgenos y provocar asma. Sin embargo, los alérgicos al huevo reaccionan principalmente a la ingesta de la clara, que contiene los alégrenos más habituales (ovoalbúmina y ovomucoide). Además, también debemos tener en cuenta que el huevo cocido es menos alergénico que el crudo.


¿Cuál es su sintomatología habitual? Reacciones cutáneas seguidas de síntomas gastrointestinales agudos y respiratorios que puede derivar incluso en una reacción anafiláctica generalizada.

Soja

La soja es una leguminosa -de la misma familia que las lentejas o los guisantes- que se ha hecho un hueco importante en nuestras despensas gracias a sus buenas propiedades nutricionales: contenido en proteína de origen vegetal, grasas poliinsaturadas, fibra, vitaminas, etc.


La alergia se suele manifestar en torno a los 3 meses de vida. Además, se estima que un 30-40% de los alérgicos APLV lo son también a la proteína de leches infantiles elaboradas con soja.


Una sana (y en este caso obligada) costumbre: leer las etiquetas de los alimentos

Como consumidores responsables deberíamos tenerlo siempre presente, pero si nosotros o -aún más importante- nuestros hijos padecemos o padecen algún tipo de alergia y/o intolerancia alimentaria la lectura a conciencia de las etiquetas de los alimentos se convierte en una obligación.


Ten en cuenta que, conforme a la ley vigente, los fabricantes han de informar en sus productos de forma clara de la presencia de los principales alérgenos -los que hemos referido más otros tan comunes como el pescado, los crustáceos o los frutos secos- así que la información contenida en el paquete nos lo pondrá fácil para comprobar la seguridad de su consumo.


En el caso de los alimentos infantiles, para recalcar más la idoneidad del producto, es común que el fabricante añada un texto descriptivo o un símbolo (sin lactosa: botella de leche tachada) en el paquete para facilitar el proceso de compra al consumidor.



Medidas de prevención recomendadas por el Ministerio de Sanidad

Además de adquirir el hábito inexcusable de leer detenidamente las etiquetas y, por supuesto, evitar el alérgeno de la dieta, las autoridades también nos aconsejan:

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